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viernes, 12 de enero de 2018

Samoset, el primer nativo que contactó con los peregrinos del Mayflower, les sorprendió porque ya hablaba inglés



La sorpresiva visita de Samoset a Plymouth/Imagen: North Wind Picture Archives

El caluroso 16 de marzo de 1620 los colonos de Plymouth, aquellos puritanos que habían llegado a bordo del Mayflower y hoy son conocidos en EEUU como padres peregrinos, estaban reunidos en la casa comunal para el oficio religioso cuando se quedaron estupefactos: un nativo solitario caminaba por el centro del pueblo y llegaba hasta el edificio tan tranquilamente como si estuviera en su propio poblado y dándoles la bienvenida en inglés. Ese hombre, descrito como alto y derecho, dotado de una larga melena, que apenas vestía un taparrabos y mocasines portando un arco con flechas, se llamaba Samoset y ha pasado a la Historia como el primer nativo que estableció contacto con aquel asentamiento.
La presencia de europeos allí era muy reciente. El Mayflower, un barco de unos 27 metros de eslora y 180 toneladas, había zarpado del Plymouth inglés exactamente seis meses antes y tras una penosa travesía arribaba a la bahía de Cape Cod para luego fondear en Cape Harbor, lugar conocido porque antes, en 1602, estuvo la expedición de Bartholomew Gosnold, uno de los que intentaron establecer una colonia inglesa en la costa noreste del continente tras los sucesivos fracasos que siguieron a la misteriosa desaparición de la de Roanoke.

De Roanoke sólo quedó la misteriosa palabra croatan grabada en el tronco de un árbol/Imagen: North Wind Pictures

La gente de Gosnold fue la que por fin consiguió su objetivo en Virginia fundando el pueblo de Jamestown. Y aunque él murió de malaria, su sucesor John Smith se convertiría en otro personaje inmortal de la historia norteamericana tras su relación con la indígena Pocahontas y el padre de ésta, Powhatan. El caso es que primero recalaron en lo que bautizaron como Cape Harbor y el capitán del Mayflower conocía por ello su ubicación. Allí desembarcó a aquel peculiar grupo de personas, perseguidas en Inglaterra y Holanda por su extrema devoción religiosa, para los que no se encontró más salida que llevarlos al Nuevo Mundo en un viaje financiado por la Compañía de Virginia, al que también se incorporaron otros emigrantes a los que los primeros llamaban “los extraños” frente a la denominación que recibía de éstos, “los santos”.

Queda claro, pues, que no se llevaban muy bien pero tuvieron que comprometerse a colaborar porque llegaban a una tierra nueva y hostil. De hecho, al segundo día de su estancia sufrieron un ataque, una lluvia de flechas surgida de la espesura que rechazaron con una descarga de mosquetería sin más porque el enemigo se mostraba siempre huidizo. Aquel incidente les hizo buscar un sitio más acorde para establecerse y lo encontraron poco después en un puerto que ofrecía abrigo para la nave, agua corriente y una pequeña colina que permitía dominar el entorno. Y a pesar del frío y la humedad, iniciaron la construcción del pueblo -dos filas de casas en torno a una calle- al que llamaron New Plymouth, en el actual estado de Massachussets.

La parte sur de Nueva Inglaterra en la época de los hechos, con la distribución de las tribus indias/Imagen: AnthroMimus en Wikimedia Commons

En ésas estaban cuando llegó Samoset (cuyo nombre significaba casualmente algo así como “el que se acerca mucho”), pasmando a todos no sólo por su despreocupada presencia sino porque hablaba algo de inglés debido a que, dijo, lo había aprendido de los pescadores de esa nacionalidad que iban a faenar hasta la isla de Monhegan o Monchiggon, donde él vivía y que estaba a cinco días de distancia; es posible que confundiera el Mayflower, anclado en la bahía, con otro barco de pesca. Samoset añadió que aquel lugar donde estaban se llamaba Patuxet y había quedado desierto cuando sus pobladores, los wampanoag, lo había abandonado cuatro años antes a causa de una epidemia; eso explicaba por qué los peregrinos encontraron campos con restos de cultivos de maíz.
Samoset fue agasajado con galletas, mantequilla y queso -que le ofrecieron en vez de la cerveza que pidió- mientras continuaba conversando. Aunque estaba viviendo con una tribu wampanoag liderada por el sachem (jefe supremo) Massasoit, él era abenaki, pueblo del actual Maine (de ahí el contacto con los pescadores, pues allí habían levantado una factoría); todos formaban parte del grupo lingüístico algonquino y habitaban esa región junto a los nausitas, que eran los indios que les habían atacado porque tiempo atrás un barco esclavista inglés se había llevado a varios de los suyos.

Otra visión del primer contacto/Imagen: North Wind Picture Archives

El insólito invitado, que además resultó ser un sagamor (jefe, según unos autores equivalente a sachem y según otros subordinado a éste), estuvo en Plymouth todo el día e incluso pasó la noche en casa de uno de los vecinos, un tal Stephen Hopkins, aunque vigilado. Por la mañana le regalaron un cuchillo y unas baratijas y él se despidió con la promesa de volver con pieles de castor para comerciar. Así fue; al cabo de unos días regresó acompañado de varios indios a los que se ofreció comida pero no hubo trueques porque era domingo, día de descanso. Cuando los indios se fueron se descubrió que habían robado algunas herramientas.

Samoset, que se quedó unos días por indisposición, marchó luego en su busca con nuevos regalos (ropa europea) y reapareció con un wampanoag patuxet llamado Squanto que hablaba inglés aún mejor que él porque era uno de los que fueron llevados a Inglaterra por la expedición de Thomas Hunt en 1614. En realidad, los ingleses le habían vendido en Málaga, donde lo compraron unos frailes que lo educaron en el cristianismo, pero luego pudo desplazarse a Inglaterra y retornar a América en 1619. Allí se encontró con que los suyos se habían ido, así que se quedó a vivir con la tribu de Massasoit. Squanto, también conocido como Tisquantum, no sólo no guardaba rencor a los ingleses sino que resultó fundamental al enseñarles a cultivar maíz, pescar y ahumar arenques.

Samoset y Squanto parlamentan con los colonos/Imagen: dominio público en Wikimedia Commons

Los dos nativos ejercieron el papel de intermediarios, acordando una reunión del jefe Massasoit con John Carver, al que sus compañeros habían elegido gobernador. El encuentro se llevó a cabo el 22 de marzo con cordialidad, alcanzándose un pacto de ayuda mutua y el compromiso de colaborar en una defensa común, ya que los wampanoag estaban amenazados por los narragansett, una tribu algonquina de Rhode Island mucho más numerosa. Gracias a la diplomacia los colonos pudieron superar el terrible invierno, aún cuando murieron la mitad de ellos en apenas tres meses a causa del escorbuto y otras enfermedades, y del medio centenar que sobrevivió casi ninguno estaba sano. El propio Carver falleció, sustituyéndole William Bradford, que dejó un relato de aquellas vivencias.
Fueron los indios los que, como decía antes, salvaron la colonia esa primavera al proporcionar maíz y mostrar cómo se sembraba. De esa forma, al llegar el otoño se obtuvo una buena cosecha que les aseguraba poder afrontar el siguiente invierno en mejores condiciones y lo celebraron invitando a la tribu: Massasoit acudió con 90 de los suyos el cuarto jueves de noviembre y todos juntos disfrutaron de un banquete que originó el actual Thanksgiving Day o Día de Acción de Gracias en EEUU (aunque algunos estudios apuntan a que ya se hacía antes en Virginia e incluso en la Florida española). Era el cuarto jueves de noviembre de 1621 y Plymouth se asentó definitivamente, si bien fue una colonia modesta que una década después no pasaba de trescientos habitantes.

El primer Thanksgiving en Plymouth, 1621 (Jean Leon Gerone)/Imagen: dominio público en Wikimedia Commons

Eso sí, la paz no duró mucho. Al año siguiente un aventurero llamado Thomas Weston obtuvo permiso para instalarse con 67 personas en el vecino territorio de Wessagusset, donde no llevaron precisamente una vida ordenada. Los indios se hartaron de ellos y se produjo un serio enfrentamiento armado que auguraba un futuro muy diferente al que pretendían Massasoit y Carver. En noviembre de ese 1622 murió Squanto, presuntamente de viruela y tras caer en el desprestigio antes los wampanoag por apropiarse ilegalmente de bienes suyos.

De Samoset se pierde el rastro en las crónicas -en alguna de las cuales es nombrado Somerset- hasta que reaparece en 1624 en su región natal de Maine haciendo tratos con el comerciante inglés Christopher Levett, marino, explorador y escritor que fue fundador de Portland, gobernador de Plymouth y Virginia, y dejó una obra titulada A voyage into New England. Samoset le llamaba primo y le concedió el monopolio del mercadeo de pieles, algo que enfureció a otras compañías inglesas interesadas, que adoptaron represalias deteriorando sin remedio la convivencia entre indios y blancos. No obstante, Samoset procuró mantenerse al margen de los conflictos y continuar su papel de mediador, convencido de que la amistad con los ingleses era necesaria y hasta beneficiosa para evitar guerras, hambrunas o cacerías de esclavos.

Massasoit negociando con los colonos/Imagen: dominio público en Wikimedia Commons

Por esa razón, el 15 de julio de 1625 firmó la que fue la primera transacción oficial de tierras a los colonos: 12.000 acres (4.856 hectáreas) en Pemaquid Point que adquirió John Brown; paradójicamente, ese contrato -posteriormente imitado por otros que hizo Massasoit- constituía la demostración jurídica de que los verdaderos dueños del lugar eran los indios, no la corona británica. Después, en 1653, la rúbrica de Samoset vuelve a aparecer en otra escritura de compraventa pero para no saberse ya más de él. Si falleció entonces, como comúnmente se cree, tendría unos 63 años de edad, ya que se estima su fecha de nacimiento en torno a 1590, y estaría enterrado en la virginiana localidad de Bristol.

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