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sábado, 29 de octubre de 2011

Un atentado talibán mata a trece militares estadounidenses en Afganistán

Un atentado talibán mata a trece militares estadounidenses en Afganistán
El ataque se produjo en Kabul cuando un suicida lanzó el vehículo en el que viajaba contra un convoy de la OTAN


DIEZ AÑOS DE GUERRA

2.794 militares de la ISAF han perdido la vida desde 2001. El peor ejercicio fue 2010, con 711 fallecidos. En lo que llevamos de año las fuerzas de la OTAN han perdido a 513 efectivos.
130.000 soldados permanecen aún en Afganistán. La retirada se completará para 2014.

El atentado más grave fue el derribo de un helicóptero 'Chinook', el 8 de agosto pasado', que se cobró 38 vidas: 30 militares de EE UU, 22 de ellos Navy Seals, y otros ocho afganos.
Las tropas internacionales desplegadas en Afganistán sufrieron ayer uno de los zarpazos más violentos protagonizados por los talibanes en diez años de intervención. Trece soldados estadounidenses pertenecientes a la misión de la OTAN perdieron la vida en un atentado en Kabul dirigido contra un convoy de militares extranjeros y en el que también fallecieron un policía y al menos tres civiles. El ataque, perpetrado en pleno proceso de repliegue de la Alianza Atlántica, constituye una nueva muestra de fortaleza de los insurgentes, que hace tan solo dos meses mataron a una treintena de efectivos norteamericanos en uno de los peores asaltos que se recuerdan desde 2001.

El ataque de ayer tuvo lugar en torno a las 11.15 de la mañana en la plaza capitalina de Darulamán, cuando un suicida empotró el todoterreno en el que viajaba contra una serie de vehículos que trasladaban a militares encargados del adiestramiento de tropas afganas en la zona. El estallido causó el vuelco de uno de los coches del convoy y dejó una densa columna de humo negro que podía apreciarse en las imágenes emitidas por los canales de televisión del país.
Un agente que estaba en el lugar aseguró a los medios de comunicación haber visto los cuerpos de al menos «diez soldados internacionales», unas declaraciones que no fueron confirmadas en un primer momento por la OTAN, que prefirió guardar silencio durante varias horas hasta esclarecer lo ocurrido. Posteriormente, la Alianza y al Pentágono comunicaron el fallecimiento de los

«trece militares».

El Ministerio afgano de Interior, por su parte, informó de que al menos tres civiles habían perdido la vida en el atentado, dos de los cuales eran estudiantes menores de edad. «Este ataque muestra que los enemigos de Afganistán quieren matar a los ciudadanos de cualquier forma posible y destruir este país. Pero con ello no podrán debilitar la decisión de nuestra nación de buscar la paz», manifestó el presidente, Hamid Karzai, en una nota de condolencia.
Aumento de la violencia
Aunque Kabul ha sido golpeada por los talibanes en más de una decena de ocasiones, el de ayer se convirtió en uno de los asaltos más sangrientos contra las tropas internacionales desde que se inició la guerra hace una década. La última acción de este tipo en la capital se produjo en mayo de 2010, cuando seis soldados extranjeros y doce civiles fallecieron en otro atentado perpetrado también en las cercanías de la plaza de Darulamán.
Los cada vez más frecuentes ataques de los fundamentalistas en Afganistán confirman el último informe elaborado por Naciones Unidas hace un par de meses, cuando alertó de que la violencia en el país se había disparado en el primer semestre de este año en un 40%. Solo hasta junio, 1.462 civiles han perdido la vida en el país, lo que representa un 15% más que en 2010.
La creciente inestabilidad se ha hecho más visible con la progresiva retirada de las tropas extranjeras. De los 140.000 soldados estadounidenses desplegados en el país, solo 80.000 continuarán en territorio a finales de año y se espera que en 2014 se produzca el repliegue definitivo de los militares estadounidenses, según el plan de transferencia de la seguridad previsto por la Casa Blanca.

Mientras tanto, el diálogo entre las autoridades afganas y los talibanes continúa sin arrojar resultados positivos. Los yihadistas se muestran cada vez más reacios a pactar un equilibrio de paz y han hecho de los soldados de la misión de la OTAN sus presas más apetecibles. Prueba de ello fue el derribo el pasado agosto en la región central de Wardak de un helicóptero Chinook. La acción se cobró la vida de 30 militares norteamericanos -entre ellos 25 miembros del cuerpo de elite de los Navy Seals-, siete ciudadanos afganos y un traductor.


TOMADO DEL DIARIO MONTENES.ES

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