EL PICO DUARTE LA MAYOR ALTURA
DE LAS ANTILLAS.
El Pico Duarte es la mayor altura de las islas que están diseminadas
por todo el mar Caribe, ubicado en la isla de Santo Domingo, en las Antillas Mayores tiene una
altura de 3,087 metros
sobre el nivel del mar, ubicado en los parques nacionales, José del Carmen Ramírez y Armando Bermúdez, es una atracción
turística por la diversidad de su flora y su fauna y por los espectaculares
paisajes que pueden observar los
caminantes mientras se van adentrando en el corazón de la cordillera Central además del
reto que conlleva hacer cualquiera de las cinco rutas que suben hasta el techo
del Caribe.
Todos los años entre finales de diciembre y por todo el mes de enero
cientos de caminantes nativos y extranjeros hacen las agotadoras travesías que
los llevarán por mágicos senderos hasta coronar la cima del Pico Duarte.
Hay cinco rutas distintas que llevan a los caminantes hasta la cima más
alta de las Antillas estas son: la de, la Cienaga en Jarabacoa, la de Mata Grande en
Santiago, la de Azua partiendo de la
Laguna o del pueblo del Tetero, la de Constanza que se puede
comenzar en el mismo pueblo de Constanza o en Los Cayetanos, y la de San Juan
partiendo de Sabaneta, las dos más populares son la de la Cienaga en Jarabacoa y la
de Mata Grande, en Santiago.
Todas las rutas son agotadoras por lo que hay que estar preparado
física y mentalmente para emprender cualquiera de las cinco rutas, es necesario
especificar que en cada punto de partida hay guías experimentados que por un
módico precio llevan a los caminantes a través de esas hermosas montañas cuyos paisajes
espectaculares cautivan a los caminantes
haciéndolos olvidar por momentos el cansancio, el hambre y la sed.
Recorrer esos caminos, ponernos en contacto con la naturaleza casi
virgen, dejar atrás todo lo que tiene que ver con la ciudad, caminar hasta el
agotamiento y en las noche bajo un cielo saturado de estrellas, sentarnos junto
a la fogata para ahuyentar el frío que nos cala los huesos es una experiencia inolvidable,
que aunque a veces cuando las caminatas se hacen interminables y el agotamiento
nos vence, decimos que jamás volveremos por esos lugares de Dios, nada más
falso porque desde que nos montamos en
la guagua de regreso a nuestro destino de origen, la nostalgia nos sobrecoge el
alma y va alimentando en nosotros el deseo del año que viene, volver.
Domingo Acevedo.
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