Sebastián Lemba Calembo fue un dirigente negro antiesclavista que lideró una prolongada rebelión contra la esclavitud en la isla La Española y que murió aproximadamente en el 1547. A estos negros sublevados se le llamaban "Cimarrones".
No se sabe a ciencia cierta cuándo nació. Pero si se sabe que nació en África, probablemente miembro de la tribu de los lemba por parte de su madre y la tribu de los Calembo por parte de su padre, de donde quizá provenga su apellido. Cuando Sebastian Lemba era un joven, lo capturaron en África y lo llevaron a La Española aproximadamente en el año 1525.
Debido al maltrato que se le daba a los esclavos en La Española, Sebastian Lemba Calembo y un grupo de esclavos se alzaron aproximadamente en el año 1532. En ese sentido, se escapó y marchó a la montaña y durante unos 15 años combatió las autoridades españolas. A Sebastian Lemba Calembo y a su grupo se le fueron uniendo otros esclavos.
En su momento pudieron llegar a ser entre 150 y 400 hombres. Lemba Calembo dirigía a esos hombres como si fuera un ejército. Iban a cualquier poblado, atacaban a los españoles y libertaban a otros escLavos. Se movian por toda Ia lsla. Sus palenques estuvieron en Higuey, Azua, San Juan de la Maguana y Bahoruco.
Finalmente, el 17 de septiembre de 1547 fue capturado. Las circunstancias, lugar y fecha de su muerte no están claras, pero se afirma que ocurrió entre 1547 y 1548, en San Juan de la Maguana u otro lugar del Sur del país, aunque también se dice que fue en Santo Domingo, a donde fue llevado después de capturado y se le dio muerte en una de las puertas de las murallas entre el Fuerte de San Gil y la Puerta del Conde, a la que se llamó por un tiempo “La Puerta de Lemba Calembo”.
La acción de Sebastián Lemba Calembo tiene una importancia histórica particular. Fue uno de los primeros en comenzar la lucha contra la esclavitud en todo el Continente Americano.
Véase también
Enlaces externos
Tomado de Wikipedia.
BARCOS NEGREROS
En su itinerario de
horror
barcos negreros
vomitan cadáveres en una mar de topacio
anidan en el viento voces quebradas por el látigo
trapiche oxidado por
un dolor ancestral
areito fúnebre
batey desolado
aluvión sangriento
sudor que al tocar la
tierra se convierte en sangre
miradas de sal
derretidas por el sol
cadenas que atan a la
quimera al canto de las luciérnagas
luna que todas las
noches llora sobre las ceibas
caminos de luto y
gloria
cruces clavadas en el
útero de la inocencia
corazas plateadas en
donde se enseñorea la muerte
pasos que se pierden
entre las sombras en donde se cobijan los sueños
pechos reventados por
un rayo carnívoro
grito diluido en la
memoria de una raza que se extinguió en
su heroísmo
llora el tiempo en el
pecho de la noche que el viento enlutece
isla perdida en la
ruta del sol
antigua y ambigua
ubicada en un cateto
de azúcar y sangre
puerta de jade por
donde penetraron los caballos apocalípticos
a perforar con sus
arcabuces la tierna inocencia de los tainos
Domingo Acevedo.
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