El gran líder cimarrón probablemente nació en el Congo, actual Zaire. Capturado en un enfrentamiento tribal y vendido como esclavo por los portugueses, quienes a su vez lo vendieron a los españoles, llegó a Santo Domingo hacia 1525. Trabajó como esclavo durante 7 años, al cabo de los cuales se rebeló y huyó a los montes de la isla.
Se mantuvo activo contra los dueños de ingenios y haciendas y contra las autoridades coloniales durante 15 años. Sus actividades de cimarronaje se han reportado en Lemba, hoy Sosa (en San Juan de la Maguana), así como en Azua y en Higüey.
El caudillo cimarrón llegó a juntar 140 hombres que le obedecían ciegamente. Sus huestes devastaron los predios de San Juan de la Maguana y Azua. En esta última villa, al amparo de la noche, asaltaron el ingenio Cepicepi, propiedad de Diego Caballero, mientras los nueve españoles que ahí estaban dormían plácidamente en unos bohíos.
El capitán Tristán de Leguizamón pudo finalmente entrar en el maniel de Lemba en el Baoruco Viejo. El caudillo no se encontraba en el maniel, pero el capitán español encontró en él y se llevó consigo las mujeres que encontró, víveres y armas. Cuando Leguizamón se retiró a Azua, Lemba entró a San Juan y la saqueó, tomando hierro y acero de los ingenios. Luego volvió nuevamente al maniel y prosiguió sus correrías.
Finalmente, el aguerrido Sebastián Lemba fue muerto de una lanzada en un sangriento combate en septiembre de 1548, en la loma de la Paciencia, cerca de San Juan de la Maguana, a manos de otros negros cimarrones al servicio de la Audiencia de Santo Domingo.
La cabeza del caudillo cimarrón fue llevada a Santo Domingo y colocada en una puerta del amurallado de Santo Domingo que daba a la llamada Sabana del Rey, junto al fuerte de San Gil, según unos (Deive, 1989: 50), o en la esquina de la calle Mercedes con Palo Hincado, según otros (Mañón Arredondo, 1992: 50). Esta puerta fue conocida por mucho tiempo como “Puerta de Lemba”.
Los oidores Grajeda y Zorita llegaron a decir que Lemba era extremadamente diestro y muy entendido en las cosas de la guerra, en tanto que Juan de Castellanos, en versos propios de un negrero, se expresó de él en los siguientes términos:
El negro Lemba fue principalmente,
que juntó negros más de cuatrocientos
acaudillándolos varonilmente;
fue negro de perversos pensamientos,
atrevido, sagaz, fuerte, valiente,
y en su rebelión de muchos años
la tierra padeció notables daños.
que juntó negros más de cuatrocientos
acaudillándolos varonilmente;
fue negro de perversos pensamientos,
atrevido, sagaz, fuerte, valiente,
y en su rebelión de muchos años
la tierra padeció notables daños.
(Consultar, entre otros, Tujibikile, Pedro Muamba. Sebastián Lemba. Santo Domingo: CEDEE, 1993); Matos, Libio Amaury. Lemba: esclavo rebelde del Caribe. Filadelfia: Nueva Luz, 2011)
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