Salimos
a las seis de la mañana del partido Nueva Alternativa con rumbo a Padre las
Casas a donde llegamos como a las diez y
media de la mañana, tomamos el camión que nos llevaría al pueblo del Tetero. El chofer nos llevó a
su casa en donde nos ofreció desayuno el cual no aceptamos porque ya habíamos
comido algo.
Desayunó,
partimos, y después de dar algunas
vueltas por el pueblo de Padre las Casas
lo que aprovechamos para comprar algunas
cosas, pusimos proa hacia el pueblo del Tetero, por una carretera polvorienta, llena
de precipicios y curvas, con un paisaje abrupto y desolador en algunas partes,
con pueblecitos miserables perdidos en un paisaje sobrecogedor y triste, en
donde las personas empobrecidas parecían vegetal en un presente abrumador, del Tetero partiríamos al otro día hacia el
Pico Duarte.
Llegamos
alrededor de las dos y media al Tetero y nos acomodamos en la casa de Nardo,
nuestro guía y amigo organizamos los bultos mientras Mártires y Sandy por un
lado preparaban la casa de campaña en la que dormirían y Engel y Luis la de
ellos y Canela la de él, mientras
Marisol hacía los preparativos para la comida, después de comer paseamos
por el pueblo y pudimos palpar la pobreza, nos dolió especialmente la situación
de miseria de los niños de aquel pueblo perdido en el olvido.
Compartimos
con la familia de Nardo y en la noche hicimos cuentos alrededor de la fogata
acompañados por algunos habitantes del pueblo, a la hora de dormir cada uno se
fue al lugar que le correspondía, Sandy y Mártires en su casa de campaña, Engel
y Luis en la de ellos y Canela por igual se fue a la de él, Ruddy y Rosa, en la casa de Nardo y Marisol,
Félix y Yo en la casa de un familiar de Nardo.
Muy
tempranito nos levantamos, nos preparamos, desayunamos y partimos antes del
amanecer hacia el valle del Tetero, bajo una leve llovizna que nos acompañó por
casi todo el camino, Nardo no fue con nosotros tenía otros asuntos y mando a July,
Francisco y Jaime con nosotros, pero nos acompañó un buen trecho y nos enseñó
el lugar donde se produce la electricidad que consume el pueblo.
El
paisaje no podía ser más hermoso, el aire fresco de a montaña, los altos y
frondosos pinos, el colorido de las flores silvestres, el canto de los pájaros
nos guiaba sin ninguna prisa por los caminos mojados hacia el placer de
compartir esta inolvidable experiencia, la de conquistar la cima más alta de
las Antillas, el Pico Duarte y un alertaaaa, que de vez en cuando retumbaba en la
distancia anunciando que La Brigada Cimarrona Sebastián Lemba desbrozaba esos
caminos rumbo a la cima más alta de las Antillas.
Atravesamos
Sabana Andrés, subimos el pico Loma Vieja, atravesamos Lo Fríos, subimos con
mucho esfuerzo el Pico Alto del Valle, nos deteníamos brevemente a tomar aire, tocamos
las nubes y comenzamos a descender hacia el valle del Tetero, por un camino
mojado por una llovizna eterna, que nos acompañaba en nuestro descenso, el lodo y las caídas permanentes retrasaron
nuestra llegada al valle, a donde llegamos pasada las tres de la tarde.
En
el valle del Tetero, perdimos un día por la lluvia, allí discutimos la
posibilidad de quedarnos y eso generó una gran discusión ya que los nuevos
querían salir a pesar de el lodo y la
lluvia y el alerta de los que llegaban de Compartición que nos decían que no se
podía seguir, que nos recomendaban quedarnos y partir al otro día. Así lo
hicimos, nos quedamos y los nuevos
disfrutaron de la belleza del valle del Tetero, se bañaron en la ballena
visitaron la piedra indígena y disfrutaron de un juego de pelota entre los
guías y los excursionistas, jugamos dominó, hicimos contactos con otros grupos
a los cuales explicamos los motivos de nuestras excursión, la que se encontraron interesante.
En
la noche hizo un frío terrible, algunos durmieron en sus casas de campaña y
otros nos acomodamos en la caseta, a las cuatro de la mañana me levanté y
desperté a todos, Marisol y Félix, prepararon el desayuno mientas los guías
iban al monte a buscar a las bestias y los otros desmontaban sus casas de
campañas, salimos con las linternas encendidas intentábamos ganar tiempo al
tiempo, no nos fuimos por el atajo, nos dijeron que estaba intransitable y dirigimos
nuestros pasos al cruce, al que llegamos agotados y enlodados, descansamos y emprendimos la subida hacia
agüita fría nuestra meta más cercana.
Fue
lenta y agotadora la subida, no obstante todos íbamos disfrutando del paisaje y
dejándolo plasmado en nuestras cámaras fotográficas, llegamos como a las dos de
la tarde a agüita fría, en donde merendamos y tomamos fotos del lugar en donde
nacen los ríos Yaque del Sur y Yaque del
Norte y luego emprendimos el descenso hacia la Comparticion , a la
que llegamos alrededor de la tres y cuarenta y cinco, decidimos por la hora que
sólo subirían al Pico Duarte los que no habían subido nunca y que se irían en los mulos, los demás nos quedaríamos
preparando la comida.
En
Comparticion haríamos la ceremonia del manifiesto en la noche, esperaríamos, al
grupo Eugenio Marcano que venía de Mata Grande, ya que con el grupo del colegio
de la Salle no
nos encontraríamos. Ya al caer la noche vi con alegría a Manuel Cuevas que llegaba sobre un mulo y
corrí a alcanzarlo y cuando se desmontó me dijo Domingo estoy mal, se apoyo en
mí y llamé a Marisol y a Félix lo dos médicos que nos acompañaban, con mucho
esfuerzo lo llevamos al interior del refugio y junto a otra doctora que se
encontraba allí, procedieron a darles los primeros auxilios, tenía el azúcar
baja, la presión alta y estaba deshidratado, ellos lograron estabilizarlo, los
doctores hicieron un buen trabajo, puedo decir sin temor a equivocarme que
Manuel Cuevas debe la vida a esos tres doctores que se encontraba en esos
momentos en la
Copartición.
Después
fueron llegando poco a poco los del grupo del Eugenio de Jesús marcano, Marisol
le hizo una sopa a Manuel y continuo con los preparativos de la comida, se hacía
tarde y los que llegaron del grupo de Manuel estaban preocupados por una parte
de ellos que se habían quedado rezagados, yo le decía que no se preocuparan que
el grupo nuestro que había ido al Pico Duarte, le darían una mano, que no lo
abandonarían y así fue, lo socorrieron y
les prestaron algunos focos para que se iluminaran por esos caminos sinuosos y
oscuros, los nuestros llegaron primero y dieron a noticia de que estaban bien y
que venían más atrás.
Llegaron
agotados, comieron y se acostaron de una vez, mientras seguían la atenciones a
Manuel Cuevas, que se recuperaba lentamente, la noche fue clara ya lejos de la
lluvia, el cielo esplendoroso de estrellas nos invitaba a compartir en la
fogata, pero había sido un día muy agitado, lleno de muchas emociones fuertes y
mañana debíamos prepararnos para partir y ver como bajaríamos a Manuel, quedamos
que la mula de monta nuestra lo llevaría hasta agüita fría y que de ahí en
adelante, se iría en la de ellos, hizo un frío infernal como siempre en
Compartición.
Nos
levantamos a las seis de la mañana, fue un amanecer esplendoroso y victorioso,
Manuel amaneció mucho mejor, desayunamos,
levantamos el campamento y
partimos a las ocho y algo de la mañana, subimos la
Vela en un ritual lento, pausado pero sostenido, nos trazamos
metas, la primera fue agüita fría, íbamos alegres y felices, habíamos alcanzado
la meta, ahora regresábamos a la
Ciénaga y de ahí al hogar dulce hogar, llegamos agotados a
agüita fría, merendamos y continuamos hacia el cruce nuestra segunda meta,
íbamos raudos, ahora sólo bajábamos, el camino no tenia tanto lodo como
pensábamos y el regreso renovaba
nuestras fuerzas, nos daba nuevos bríos, la alegría no nos cabía en el corazón,
llegamos al cruce sin darnos cuenta ahí nos encontramos con otros grupos, tomamos aire, esperamos a los que
venían rezagados y de ahí partimos hacia
los Tablones, de vez en cuando en la distancia retumbaba algún alertaaaa de nostalgia.
El
camino hacia los tablones estaba lleno de lodo,
no como en otra época, pero tenía y hacíamos apuestas de
quien se caería primero, avanzamos rápido por un bosque tupido y húmedo,
acariciados por una brisa agradable que mitigaba un poco el cansancio. De tanto
bajar uno se hastía y las rodillas se
aflojan y uno pide a gritos, una subida por favor, una subida, aunque
sea pequeña, de las lagunas a los tablones lo hicimos en un tiempo record y
llegamos a la caseta nueva de los
tablones a las dos de la tarde, de los tablones a la Ciénaga apuramos el paso y
llegamos antes de las cuatro de la tarde, al llegar a la Ciénaga miramos con
nostalgia el lugar en donde vivía Pedrito, el guía que nos acogía en su casa
cuando regresábamos por esa ruta y que tuvo que vender sus tierras a precio de
vaca muerta a un hijo de Gómez Díaz, Pedrito no sabe leer y le hicieron firmar
un documento que era una orden de desalojo y le dieron por sus tierras lo que a
ellos les dio las ganas, con Pedrito se impuso el poder de los Gómez Díaz. Cuando
el grupo zeta llegó ya los muchachos
estaban ubicados y Jaime nuestro atento guía nos llevó a donde su hija a
bañarnos, mientras algunos comían algo y Marisol y July bailaban acompasados
una bachata.
Coordinamos
con Manuel el regreso y nos sentamos a esperar la llegada de la guagua. Debemos
rendir un merecido tributo al trabajo de Jaime, July y Francisco, que más que
guías fueron y son nuestros compañeros y amigos, a ellos va nuestra gratitud
eterna, también debemos reconocer la amabilidad para con nosotros de los demás
guías, que a donde llegábamos nos miran con respeto y admiración y reconociendo
en nosotros el respeto y la disciplina que sentimos por ellos, por los demás
caminantes y por esos bosques, que han pasado a ser partes de nuestras vidas.
La
guagua llegó pasada las cinco de la tarde, nos montamos y emprendimos el
regreso, con la promesa del año que viene volver. Ahora tenemos algunas tareas
por delante, 1-Difundir el manifiesto.
2-Hacer una caminata, de Sabaneta, de Santiago Rodríguez, hasta Sabaneta, de San Juan, 3-La vigilia
mundial por el día de la Madre Tierra.
y 4-El operativo medico en el Tetero,
a todo esto les pondremos fecha en la reunión del treinta de enero próximo, en
la que discutiremos la próxima ruta, ya que tenemos tres propuestas, 1- hacer la ruta San Juan, Mata Grande.
2-Mata Grande, la Ciénaga.
3-Azua, el Valle del Tetero, la Ciénaga. En la reunión del treinta de enero nos pondremos de
acuerdo en la ruta que haremos, así compañeros de ruta, que hasta el treinta de
enero en donde compartiremos las fotos, las anécdotas y las experiencias del
viaje.
DOMINGO ACEVEDO
ENERO 2010
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